jueves, 4 de febrero de 2010

Quererte En Silencio

Todo empezó el día que llegó la idea a mi cabeza de quererte en silencio, ilógico, imposible, irreal... o no tanto? lo intenté callar, soñar, escribir, nada parecía funcionar.
Subí entonces a aquél piso, que seguramente para muchos no sería muy alto, pero para mi era un tanto demasiado. Intentaría caminar en el aire, y por ende quizás olvidarte, de cualquier forma no podría quererte en silencio, si el aire no me soportaba el caer te sacaría de mi ser.
El mundo a mis pies me decía claramente que intentara volar.
Me paré en la orilla, respiré profundamente, y tomé la decisión de saltar, la adrenalina me golpeo como un disparo de ansiedad, me sentí mareada, era solo un pequeño paso el que tendría que dar, lo que hubiera atrás ya no me importaba, todo era muy seguro, muy estable y ya no me gustaba, lo que vendría adelante sería nada o todo, estaba lista para eso. Me temblaba el cuerpo te confieso, el aire no me trataría distinto que a los demás… aunque muy dentro me gustaba imaginármelo, que me llevaría a terrenos desconocidos, que me daría vida, que me envolvería completa, que jugaría con mi piel y elevaría mi espíritu, después me regresaría al piso donde estoy parada, pero no tenía ninguna prueba real de que sería así... Di un paso más, y mientras sentía mi cuerpo caer, encontré que me mirabas distinto, que besabas mis labios, que me recorrías con tus manos y me llevabas entre tus brazos a un lugar que de alguna forma era solo para mi. Entonces fuimos uno, pude entregarte lo que gritaba y recibir lo que anhelaba.
Justo cuando regresaba al piso, cuando faltaban unos metros para llegar, me dejaste caer. El piso no estaba hecho para nosotros…
Mientras observo a mi cuerpo en el pavimento, adolorido de amor, disfruto que pude volar… y prometo, ahora si, olvidar.
Miento, el cuerpo es necio… mejor intento nuevamente quererte en silencio.